domingo, 28 de enero de 2007

Entre pinceladas descolocadas amanece un día más. Movilización aérea sobre los campos sin cultivo donde se esconde el monstruo que roba mazorcas los fines de semana.
Era el extraño que se había aparecido en un sueño cuando aun tenía memoria mientras descolocaba las fotos tomadas en Berlín. No había venido a alborotar desde que las hojas empezaron a caerse de los árboles. Era todavía otoño y seguían sin visitar Nueva York.
Masticaban aceitunas verde botella como cristales sumergidos. Pero sin sal, tenían miedo a los problemas de corazón. De ahí que nunca leyesen la prensa rosa.

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